¿Qué ha ocurrido? De la noche a la mañana el dulce niño que te obedecía y escuchaba como a un Dios, de repente, todo lo que tu dices es una afrenta o le “rayas con tus cosas”….No, no le han abducido, simplemente la adolescencia ha entrado en su cuerpo y mente.
Si no te ocurre esto y la comunicación con él o ella es bastante fluida ¡Enhorabuena! Pero si te está costando y estás pensando cual es la mejor manera te propongo unos consejillos que te ayudarán en esta etapa inevitable y por qué no, disfrutarla!
1. Explícale siempre por qué. Siempre que pidas a tu hijo que haga algo, explica por qué se lo pides. Si pides y deseas que tu jefe lo haga él también!! Evita expresiones como “porque lo digo yo“, “porque soy tu madre”, “porque sí” o “cuando seas más mayor te lo explicaré” Te suenan y juraste que nunca las dirías!
2. No dudes siempre de él. Deja que se explique. Da crédito a lo que dice salvo cuando tengas evidencia de lo contrario.
3. El perdón cuando sea necesario. Puedes perdonar y también pedir perdón, eso no te quita autoridad ni te hace más pequeño ante sus ojos, sino más grande. Pídele perdón cuando te equivoques tú o cuando, por falta de control personal, le grites o descalifiques. Sino luego no esperes que él lo haga contigo.
4. ¿Compartes alguna preocupación con él? Tendemos a querer que no se enteren de nuestros problemas por miedo a que sufran, pero problemas y preocupaciones son parte de la vida. Si le pides su opinión tratando el tema acorde a su nivel, te sorprenderás de las soluciones que se le pueden ocurrir y lo más importante facilitarás la comunicación, la madurez y desarrollarás su pensamiento crítico. ¡Prueba!
5. No le trates como a un ser inmaduro que explica cosas de las que estamos de vuelta. Practica la empatía ¿¿Te acuerdas de cómo te molestaba eso??
6. Sermones, no gracias. Se que es tentador, pero no aproveches cualquier ocasión para soltarle “el mismo rollo”, venga o no a cuento, porque quieres aprovechar para que le quede claro algo que sea recuurente en su conducta. Si no es el momento busca otro. Lo bueno de un adolescente es que sabes que te lo dará.
7. Las comparaciones siguen siendo odiosas. Es importante evitar, ponernos a nosotros mismos como modelos (“a tu edad yo…”) o poner como ejemplo a otras personas (“mira tu hermano como…”, “deberías aprender de tu primo”). Es injusto y ofensivo. Es mucho más positivo y conseguirás lo que realmente quieres, comparándolo con él mismo (“seguro que lo conseguirás, como cuando hiciste…”).
8. Asegurarle tu cercanía, y amor incondicional.
Nunca le refuerces lo que no hace correctamente pero independientemente de sus logros y comportamientos el adolescente aunque parezca lo contrario, necesita más que nunca sentirse seguro y querido por sí mismo. A la vez que lo importante es su grupo de iguales. No des por supuesto que tu hijo lo sabe, se puede expresar también físicamente, independientemente de la edad que tenga. Quiérelo… díselo….y demuéstraselo.